Si hubiera que elegir una palabra que reflejara lo que significa la Pelota a Mano, sin duda alguna ésta sería “Tradición”. Una tradición que se remonta a tiempos remotos y que se arraiga en la cultura de muchos lugares, con especial énfasis en la Rioja, el País Vasco y Navarra.
Desde los aztecas a los mayas, de Oriente Medio a Francia pasando por la Antigua Grecia, hay vestigios de la práctica de juegos con una pelota golpeada sirviéndose únicamente de las manos.
Así pues, la mano del jugador se convierte en la propia herramienta en el juego de la pelota, con lo que el cuidado de tan preciado elemento se antoja fundamental.
Con el transcurso del tiempo se han ido utilizando diferentes materiales para proteger la palma de la mano y los dedos de los continuos embates con un corpúsculo redondo y macizo de unos 100 gramos que, con el transcurso del juego pareciera que pesara toneladas.
Estos materiales son los que en la jerga pelotazale se denominan “tacos” y a lo largo de la historia han tomado diferentes formas y apariencias: planchas de corcho, cuero, plantillas para el pie, goma espuma, goma EVA… en fin, cualquier “mecanismo” que reduzca el choque de la pelota sobre la mano y que no llegue a dañarla.
A partir de aquí, cada pelotari es un mundo a la hora de elegir cómo y de qué manera disponer estas protecciones sobre la superficie de sus manos para hallar el equilibrio necesario entre proteger la herramienta de trabajo y lograr la sensibilidad necesaria para disfrutar y dirigir mejor el golpe.
En resumidas cuentas, “hacerse la mano”, colocar los tacos precisos en los lugares apropiados tal y como la tradición (¿les suena la palabra?) lo demanda: más finos para los delanteros y más gruesos para los zagueros; pero todos juntos, azules y colorados, compartiendo vivencias en una sagrada liturgia, en un clásico ritual, donde el viejo hornillo eléctrico en el que se calentaban las manos y los pegamentos, actuaba de improvisado altar de una ceremonia sin parangón.
En esta “competición real” que ahora empieza los pelotaris volverán a representar este rito antes de cada partido, poniendo su esperanza en cada trozo de esparadrapo porque evidentemente… “la Copa” está en sus manos.
Aquí tienen las herramientas de algunos pelotaris que desfilarán por la sacrosanta brea del Labrit. ¿Se atreven a adivinar de quiénes son?
