El pasado domingo, el Frontón Bidezarra de Noain acogió la Copa de España en Frontón de 54 metros donde pudimos ver tres fenomenales partidos de Cesta Punta en los que jugadores y jugadoras caldearon el gélido ambiente con un juego entregado y espectacular.
Haciendo historia
Comenzó el festival en la Bombonera de Noain con el encuentro de Categoría Sub 23 Femenina, con cuatro jóvenes mujeres escribiendo al alimón una página de la historia de la pelota en España. Naroa Merino y Maialen Aldazabal en la esquina colorada e Ihart Arakistain y Eneritz Lizardi en la azul, protagonizaron el primer duelo femenino de cesta punta a nivel nacional en un frontón de 54 metros.
Y este partido obedeció a tan señalada fecha, pues las cuatro zestalaris se entregaron sobre la cancha y ofrecieron un juego cargado de retazos de gran calidad y emoción.
El primer juego comenzó con el dominio de la pareja azul, que cometió menos errores que sus contrarias y logró las primeras ventajas en el luminoso. Pero, con el 9 a 5 en el tanteador, se produjo la reacción encarnada encadenando seis tantos para dar la vuelta al partido y ponerse por delante, cosa que no ocurría desde el tanto inicial. A partir de aquí, Naroa y Maialen, asentaron su juego para mantener la ventaja y llevarse la victoria en el primer envite por 13 a 15.
La segunda parte del partido fue un calco de la primera, con Arakistain y Lizardi muy centradas y aprovechando los errores no forzados de sus rivales para marcharse rápidamente en el tanteador hasta el 7 a 1, momento en el cual la pareja colorada reclamó su turno y fue enjuagando la ventaja hasta alcanzar igualar el encuentro a 10. Aquí volvieron los errores, que fueron aprovechados por las azules para volver a escaparse en el luminoso y hacerse con la victoria (15/11) y enviar el partido al desempate.
En el tercer y definitivo juego la igualdad y la emoción fueron los dos parámetros por los que se movió el juego, donde emergió la figura de Naroa Merino, interpretando un monólogo de remates para controlar el resultado. Pero las azules no dieron su brazo a torcer y poco a poco fueron restando la diferencia y lograron igualar el partido en el tanto siete, momento en el cual la emoción subió en su intensidad, pues el punto de las unas era nivelado por las otras llegando hasta el 9 a 9 y saque en poder de Ihart Arakistain y Eneritz Lizardi que, tras haber permanecido a remolque durante todo el rato, disponían del saque para llevarse la victoria.
Pero Ihart, que hasta entonces había dado un recital sacador, cruzando perfectamente la pelota, no lo logró en este último y Merino agradeció el regalo para dibujar un precioso remate y llevarse el triunfo eso sí, con algo de suspense porque Arakistain, en un alarde físico, a punto estuvo de alcanzar el envenenado lanzamiento de la vizcaína.
Pequeñas cuentas pendientes
Esta primera batalla de categoría sub 23, tuvo su continuación en la pugna masculina, en la que pudimos ver cuatro representantes de las mejores escuelas de la cesta punta estatal: Eduardo Aguirre (Zumaia KE) y Mikel Manzisidor (Danok Bat Mutriku), portando el cinto azul, se verían las caras con Aaron González de Matauco (Gasteiz Jai Alai) y Danel Mandiola (Markina).
Además de ver las evoluciones de las promesas de la cesta, el partido tenía un aliciente más al intuirse cierto aroma a revancha en los cuadros delanteros. González de Matauco y Aguirre quienes hace escasas fechas dirimieron en el Labrit el título de Campeón de España Sub 22 (que cayó del lado del vitoriano por dos a cero), se encontraban de nuevo frente a frente.
Pero en esta ocasión iba a ser otra historia y la dupla colorada salió a la cancha mucho más centrada que sus contrincantes, quienes tardaron en meterse en harina, cometiendo varios errores al comienzo del juego. Esto, unido al recital rematador de Aguirre, provocó que el punto se tiñera de azul y, pese al denodado trabajo de Mandiola en la retaguardia por mantener en el partido a los colorados, la victoria cayó del lado de Aguirre y Manzisidor por 15 a 10.
Este panorama cambió levemente en el segundo acto, con una pareja roja más sosegada que comenzó dominando la situación ante un dueto azul al que se le atragantó la pelota que sacaron sus enemigos. Pero el domingo no era el día de Aaron González de Matauco pues, a su incomodidad en la cancha, se unió la rotura de la cesta, circunstancia que acabó por “hacer desaparecer” al buen delantero vitoriano, dejando el camino expedito para los rojos que, de nuevo con un Eduardo Aguirre desatado en el remate, se apuntaron la segunda manga (15/11) y con ello la victoria final.
Emoción hasta el último suspiro
La doble lucha Sub 23 dio paso al duelo de categoría absoluta, el plato fuerte de la velada, en el que Alex Hormaetxea y Manex Urtasun se iban a imponer a Diego Beaskoetxea y Aimar Aldazabal por 2 a 1 (13/15 – 15/6 y 9/10); en un encuentro semejante a los grandes puertos del Tour de Francia, que comienzan en el llano, van de menos a más y acaban convirtiéndose en “hors catégorie” (categoría especial o, aunque sea una traducción errónea, fuera de categoría).
En el primer juego se notó el respeto que se tienen estos grandes jugadores y los primeros puntos fueron como los asaltos iniciales en el boxeo: de tanteo. Pero poco apoco se fueron soltando y elevando el nivel, emergiendo aquí la figura de Alex Hormaetxea, que comenzó a acertar en el remate para llevarse el parcial por 13 a 15, en un juego muy igualado donde pudimos observar hasta 10 empates en el tanteador.
Esta decoración cambió radicalmente en la segunda parte, los rojos salieron mucho más enchufados, apoyados en el saque de Diego Beaskoetxea, que acertó a cruzar la pelota para evitar las entradas de Hormaetxea al remate. Esto provocó que Diego y Aimar se escaparan pronto en el marcador ante una pareja azul que se “dejó ir” y entregó la partida por 15 a 6.
Así se llegó al tercer y definitivo juego en el que los motores estaban a pleno rendimiento y ya no había lugar para la improvisación. Los cuatro, que no querían conjugar el verbo perder, se metieron en el partido como los clavadistas de Acapulco se zambullen en el mar tras arrojarse de “La Quebrada” y ofrecieron un espectáculo impresionante donde destacó el enorme trabajo de Aldazabal y Urtasun en los cuadros traseros.
La emoción iba en aumento. Con 7 a 6 en contra, el intento de dos paredes de Beaskoetxea acabó en el colchón inferior, provocando el cambio de saque, aprovechado por los rojos para aumentar la ventaja y marcharse hasta el 9 a 6, que les colocó, como se diría en el argot tenístico, con varias “pelotas de partido” a su favor.
Pero Diego y Aimar no habían dicho aún su última palabra y dieron la vuelta a la tortilla para encadenar tres tantos consecutivos, empatar a nueve y subir la temperatura del frío coso de Noain.
Y el último tanto del partido fue digno colofón del mismo con un gran guion que bien se podría haber titulado, emulando a la célebre serie norteamericana, “Conexión en Miami”. Diego Beaskoetxea puso la pelota en juego en un saque no excesivamente cruzado pensando que con ese marcador Alex no se iba a atrever a entrar; pero su paisano no estaba por la labor, recogió la pelota en su cesta y diseñó un dos paredes que desniveló la contienda dándoles el triunfo.
Grandioso remate a una interesantísima tarde de Cesta Punta, que pone a su vez el cierre a una temporada atípica en la que la maldita pandemia se introdujo en las canchas llevándose por delante muchas ilusiones. Pero la pelota no es un deporte de gente que se rinde. La pelota a nada que la muevas sigue botando y se mantiene viva. Poco a poco se han ido recuperando torneos para vencer a una enfermedad que irá cayendo derrotada como no puede ser de otra manera… tanto a tanto…
